jueves, 9 de noviembre de 2017

4.1 Guerra de Sucesión

LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA: GUERRA INTERNA Y CONFLICTO INTERNACIONAL.

El siglo XVIII se iniciará en España con una nueva dinastía: los Borbones. El nuevo rey, Felipe V, duque de Anjou y nieto de Luis XIV, reinó desde 1700 hasta 1746, fue un rey mediocre, maníaco religioso por momentos y dominado por el sexo en otros, con escasas condiciones para gobernar por lo que dejó el gobierno del país en manos de favoritos. Se casó dos veces, la primera con Mª Luisa de Saboya, de quien tuvo dos hijos, Luis I y Fernando IV, y la segunda con Isabel de Farnesio, de quien tuvo a Carlos III y al príncipe Felipe.

Bandos:
FR (interesado en el comercio con las Indias)+ Castilla Felipe de Anjou
GB (temor unión FR y ESP), AUSTRIA, SABOYA, PORTUGAL (1704). Archiduque Carlos
Los españoles no luchaban por el conflicto dinástico, sino para protegerse contra la desmembración de su territorio. Además, tampoco deseaban una monarquía unificada de Francia y España sino que querían su propio rey.

Desarrollo bélico
1.- Hasta 1704 Se formaron tres frentes de guerra:
-Italia, donde los Austrias luchaban por la supremacía.
- Alemania, donde las tropas anglo-holandesas al mando de Marlborough obtuvieron la victoria de Blenheim, con lo que peligraron los Países Bajos españoles.
- En el mar: España era vulnerable en el Mediterráneo y Atlántico, por lo que la flota anglo-holandesa atacó Cádiz con gran brutalidad y más tarde Vigo, lo que supuso la destrucción de la flota española, con desastrosas consecuencias para el comercio con América.
2.- A partir de 1704 Portugal se uniría a Inglaterra y a la gran alianza. El Archiduque Carlos desembarcó en Lisboa, escoltado por la flota anglo-holandesa, con la que recorrieron la costa Mediterránea con la intención de producir un levantamiento de la población española. Atacaron Gibraltar, que fue tomado por sorpresa, mientras Felipe V invadía Portugal para evitar que entrara en España.
3.- A partir de 1705 la guerra fue por el control de la Península. España estaba sin flota, con escasez de tropas, falta de armamento, sin talento en las clases dirigentes, y el ejército era sólo una fuerza de apoyo. Francia envió tropas generales, abastecimiento, material bélico y proporcionó asesoramiento sobre las necesarias reformas militares, aunque todo fue pagado por España.
En 1705 los aliados atacaron la zona oriental de la Península y recibieron el apoyo de Valencia, con la rebelión interna de la población y el reconocimiento al archiduque como rey, lo mismo que en Cataluña, que cayó en poder de los aliados; Mallorca también reconoció al Archiduque Carlos, que prometió respetar los fueros aragoneses y catalanes.
4.- El año 1706 fue desastroso para Felipe V, ya que los aliados tomaron Madrid con la colaboración de parte de la nobleza y la aristocracia, por lo que no le quedó más remedio que huir. Las noticias del exterior también eran malas, pues los Borbones perdieron el control de los Países Bajos españoles. También fueron derrotados en Ramillis (1706) y hubo una victoria austríaca en Turín (1706) debiéndose abandonar las posesiones italianas. Felipe V regresó a Madrid gracias al apoyo del pueblo castellano, realizándose nuevos reclutamientos.
5.- Será en 1707 cuando se produzca el primer éxito de los Borbones, primero en Valencia, y, más tarde, en la  decisiva batalla de Almansa donde el ejército francoespañol derrotó al ejército aliado, recuperando Valencia y la mayor parte de Aragón mientras que Cataluña resistía: Carlos estableció su corte en Barcelona reinando 4 años.
6.- Entre 1708 y 1709 se produjeron crisis de subsistencia debidas al frío invierno que destruyó las cosechas: hambre, peste. Andalucía fue muy castigada. Durante este período, Francia sufrió desastres militares (las derrotas de Oudenarde y Malplaquet) a los que se unieron los desastres naturales que provocaron malas cosechas y escasez de alimento. El papa Clemente reconoció como rey de España al archiduque Carlos.
Todo esto llevó a una situación de agotamiento general, al tiempo que se producían sublevaciones internas, por lo que en mayo de 1709 Luis XIV estaba dispuesto a negociar con los aliados y a renunciar a España. Sin embargo, debido a la dureza de las condiciones que pretendían imponer los aliados, decidió continuar la guerra.
7.- En 1710 Felipe V estaba solo, con el único apoyo de España, ya que Luis XIV había retirado la mayor parte de sus tropas. Los aliados comenzaron una nueva campaña que culminó en Madrid, con la proclamación del archiduque como rey con el nombre de Carlos III. Luis XIV reaccionó y envió al duque de Vendôme con tropas y abastecimientos, lográndose las victorias de Brihuega y Villaviciosa. El ejército aliado se retiró a Cataluña ya que Aragón fue recuperado por los Borbones.
8.- En 1711 murió el emperador José I sin descendencia, por lo que su sucesor era su hermano, el Archiduque Carlos, que reinaría como Carlos VI. Se produjo entonces el alejamiento de Inglaterra de la alianza ante la posible recreación del imperio de los Habsburgo y por la crisis interna en el país por el triunfo de los tories. Comenzaron las negociaciones bilaterales entre Inglaterra y Francia.
9.- Entre 1712 y 1713, Felipe V recuperó Cataluña y en 1714 la guerra concluyó con su entrada en Barcelona. Un año antes, en 1713 se había firmado el tratado de Utrecht, donde España acordó la paz con todos sus adversarios (Inglaterra y Holanda con España y Francia), excepto con el emperador. En 1714 se firmaría el tratado de Rastatt.

Consecuencias
Felipe V fue reconocido como rey de España y de las Indias pero tuvo que renunciar a sus derechos sobre la corona francesa. Territorialmente la corona española quedó desmembrada, finalizando imperio español en Europa:
Gibraltar y Menorca pasaron a manos de los ingleses.
Sicilia fue para Amadeo de Saboya.
Nápoles, Cerdeña, Milán y los Países Bajos españoles, para Carlos VI.
Colonia do Sacramento tuvo que entregarse a Portugal, aunque era indirectamente la base para el comercio británico.
Económicamente la gran beneficiada fue Inglaterra ya que consiguió la concesión del asiento de negros (contrato de comercio de esclavos que antes estaba en manos de Portugal y Francia) y del navío de permiso todos los años a la América española, además de la promesa de restitución de las condiciones comerciales de tiempos de los Austrias. De Francia, Inglaterra obtuvo el derecho a disfrutar de condiciones de "nación favorecida".
Políticamente, se crea un nuevo orden político:
Se estableció un nuevo equilibrio europeo, poniendo fin tanto a la hegemonía de los Austrias como a la de los Borbones.
Comenzó un tiempo de libertad en los mares que duraría hasta la Revolución Francesa.
Se produjo un equilibrio entre los ejes París y Viena como contrapeso a Londres.
Fue el momento de consagración de la expansión marítima comercial inglesa, sustituyendo Londres a Amsterdam como centro económico mundial.
La guerra de Sucesión fue también una Guerra Civil entre Aragón y Castilla. En la corona de Castilla, la aristocracia estaba descontenta por las innovaciones introducidas por el absolutismo monárquico "al modo de Francia" lo que suponía la marginación del Consejo de Estado y el que decisiones importantes se tomaran en el despacho del rey, primando la opinión de los franceses que ocupaban los cargos políticos más importantes (Orry estaba al frente de la Administración de Hacienda).
En la corona de Aragón el apoyo a los austriacos se tradujo en levantamientos generalizados a partir de 1705 y las causas del descontento hay que buscarlas en que las malas cosechas produjeron un aumento del número de campesinos descontentos (malcontents). Se mantuvo la tradicional hostilidad contra los franceses tanto por parte de los comerciantes como de las clases medias. A pesar de esto, la adhesión al Archiduque no fue unánime. La mayoría de la nobleza fue fiel a Felipe V. En Cataluña, las zonas rurales no se levantaron contra los Borbones. El núcleo del movimiento catalán estaba en las clases medias y en los comerciantes.

Las consecuencias de la guerra fueron considerables en el plano internacional. Los tratados suponían la consolidación de un nuevo mapa y el triunfo de un ideario novedoso en las relaciones intereuropeas: la paz en el continente se conseguiría a través del establecimiento de un justo equilibrio de poder entre dos bloques tácitos, de similar fuerza que, por medio de la disuasión, garantizarían la concordia. Francia y Austria resultarían los centros de las alianzas y Gran Bretaña la gran vigilante que terminaría por imponer de hecho, su criterio de la balanza de poderes.


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