Los habitantes que componen el
tercer estado de esta ciudad y parroquia de Valençay en Berry, suplican muy
humildemente a Su Majestad.
(…) Que sería necesario suprimir la
talla, la capitación y los dos vigésimos. Para reemplazar todos estos impuestos
suprimidos, el gobierno establecería un derecho (impuesto) único, del que cada
provincia sería libre para realizar su reparto y su percepción, haciendo
contribuir a los eclesiásticos y a los nobles, que deben estar sujetos a él,
igual que el tercer estado (…)
Que, para pagar las deudas del
Estado, no habría otra salida que adueñarse (nacionalizar) de todos los bienes
de los frailes y de los monjes que actualmente son inútiles para el servicio
divino...El expediente más sencillo sería establecer una pensión razonable para cada uno de los individuos que haya y darles su libertad (exclaustrarles) .........Cuaderno de quejas de Valençay
Estamos ante el fragmento de un texto de naturaleza política
y social, escrito en 1789 por los
representantes del tercer estado en los Estados Generales convocados por el rey Luis XVI para hacer frente a la bancarrota de la Hacienda francesa en 1788. Se trata de
una fuente primaria, escrita en el momento en el que se desarrollan los hechos.
El texto va dirigido a “su Majestad”, Luis XVI, con la finalidad de proponer algunas alternativas acordes con los intereses del tercer estado para solucionar el problema de la Hacienda. Asimismo trataron de hacerle llegar el
profundo descontento de la población de Valençay en lo concerniente al pago de determinados
impuestos.
La idea principal del texto sería la necesidad de que, al
sostenimiento del Estado, deben contribuir los privilegiados (linea 5-6 “haciendo
contribuir a los eclesiásticos y a los nobles”) y para pagar las deudas del
mismo sería necesario nacionalizar los bienes eclesiásticos.
En este momento, 1789, Francia era una potencia que vivía la
crisis del Antiguo Régimen. Pervivía una sociedad estamental en la que existía
un estamento de privilegiados compuesto por la nobleza y el clero, que no debía
pagar impuestos, y un estamento, compuesto fundamentalmente por la burguesía y el
campesinado, que debía sostener económicamente al resto. Al mismo tiempo, Francia estaba inmersa
en una profunda crisis económica que afectaba a los precios de los productos
básicos y con un gran déficit de la Hacienda pública debido a los grandes
dispendios de la corona.
Dos años antes de la redacción de este texto se produjo una
“revolución de los privilegiados” negándose estos a contribuir económicamente
al sostenimiento de la Hacienda pública y produciéndose así una bancarrota del
estado, siendo convocados los Estados Generales por el rey, que se reúnen en Versalles en la primavera de 1789.
Los cuadernos de quejas presentados por el tercer estado en los Estados Generales tras consultar al pueblo, demostraban el gran descontento de la burguesía y el
campesinado. Tanto la pésima situación económica como las ideas ilustradas de igualdad jurídica, separación de poderes y
soberanía nacional, que habían sido llevadas ya a la práctica en la Declaración de
Independencia norteamericana y en su Constitución de 1787, habían calado en
algunos sectores de la burguesía.
En julio de 1789 los representantes del tercer estado pasaron a denominarse Asamblea Nacional, considerándose los únicos para representar a Francia. El rey y los privilegiados intentaron expulsarlos pero los diputados se reunieron en la sala del Juego de Pelota donde juraron que permanecerían reunidos hasta redactar una Constitución, promulgada en 1791. Esta Asamblea también aprobó el Decreto de Abolición de los Derechos feudales y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, donde se reconoce explícitamente la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, incluido para el pago de impuestos, petición fundamental de este cuaderno de quejas.
En julio de 1789 los representantes del tercer estado pasaron a denominarse Asamblea Nacional, considerándose los únicos para representar a Francia. El rey y los privilegiados intentaron expulsarlos pero los diputados se reunieron en la sala del Juego de Pelota donde juraron que permanecerían reunidos hasta redactar una Constitución, promulgada en 1791. Esta Asamblea también aprobó el Decreto de Abolición de los Derechos feudales y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, donde se reconoce explícitamente la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, incluido para el pago de impuestos, petición fundamental de este cuaderno de quejas.
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